Federico Chiesa (26) llegó a la Juventus de Turín en la temporada 20-21 procedente de la Fiorentina, con la vitola de crack y previo pago de más de 50 millones en total.
En ese momento la 'vecchia signora' creía que tenía al jugador más talentoso y joven del fútbol italiano y que juntos iban a marcar una época. Sus inicios fueron buenos, la zurda hacía maravillas y todos los bianconeros eran felices con él. Para aumentar el entusiasmo, lideró a la selección italiana en la Eurocopa de 2020, que se disputó en 2021 por la pandemia y la azzurra salió campeona.
Todo se empezó a torcer el 9 de enero de 2022 cuando en un Juventus-Roma se rompió el ligamento cruzado y tuvo que pasar mucho tiempo alejado de los terrenos de juego. Cuando volvió las lesiones no le dejaron sacar su mejor versión y empezó el 'run-run' sobre si iba a volver el 'prime' de Chiesa o no. Mientras tanto, su contrato hasta 2025 no preocupaba.
En la temporada 23-24 con 10 goles en 37 partidos ha vuelto a deslumbrar a Italia. Sin la chispa de antaño y con más fogonazos que regularidad, pero siendo diferencial al fin y al cabo. Por eso la Juve quería renovarle sí o sí, puesto que además para Allegri era clave.
El club tenía claro que este verano era renovación o traspaso, siendo renovación la prioridad. Con la salida de Allegri y la llegada de Thiago Motta al banquillo la situación ha cambiado, pues tal y como informa el especialista en el mercado de fichajes Fabrizio Romano, Chiesa no es un jugador clave para el proyecto del nuevo técnico del club turinés y se le busca una salida ya. Buscan seguir reforzando el equipo y quieren el dinero de Federico Chiesa para nuevas operaciones. Bajo ningún concepto quieren permitir que se quede en el club y elija destino como agente libre la temporada que viene.
El Bayern de Múnich o la Premier League parecen los destinos más posibles para el crack italiano, que querrá sacarse pronto la espina de la mala Eurocopa que ha hecho Italia.