OPOSICIONES A AUXILIAR ADMINISTRATIVO EN ARAGóN: “DI A LUZ HACE SEIS DíAS, PERO TENíA QUE ESTAR AQUí”

“¿Hemos venido a jugar?”. Aunque los nervios afloran, quiera uno o no, minutos antes de entrar en la Facultad de Derecho de la Universidad de Zaragoza en la que este domingo se celebran exámenes para conseguir una de las 100 plazas convocadas por el Gobierno de Aragón, aún queda sitio para el buen humor. Lo demuestra esta “broma” con la que Miguel Paricio saluda a compañeros de la academia en la que lleva preparando estas y otras oposiciones en el último año. “Unos venimos a aprobar y otros a probar, hay una pequeña diferencia. Esto es una carrera de fondo y cada uno sabemos si tenemos alguna posibilidad, aunque siempre puedes tener un mal día o sonar la flauta”, comenta minutos antes del “momento de la verdad”.

La tónica se repite en las nueve sedes en las que se han llevado a cabo los ejercicios en las tres capitales de provincia. A última hora muchos comprobaban en los móviles el listado con el aula a la que tenían que dirigirse. Todos persiguen una estabilidad laboral y un sueldo fijo. Los que tienen un empleo en el sector privado prefieren contar su historia bajo un nombre ficticio, porque en su trabajo no saben que están opositando.

Es el caso de Carmen, de 37 años y actualmente charcutera, que hace cuatro años se las preparó “por una academia, sobre todo por el temario”, y acude “con cero nervios, porque no he tenido tiempo para estudiar”. “Voy a tirar de lo que recuerde de otras veces y a ver si entro en la bolsa de empleo”, es su objetivo.

Su tranquilidad contrastaba con la impaciencia de José Ángel, quien también prefiere mantener el anonimato ya que es administrativo en una empresa. A sus 38 años debuta en estas lides: “Hasta ahora no me lo había planteado, pero ha llegado un momento en que me apetece mejorar profesionalmente y sobre todo tener más estabilidad. Al ser mi primera vez he ido a una academia porque necesitaba apoyo”.

Las tres horas que dura la prueba son “especialmente complicadas” para Pilar Soler, de 31 años y empleada en una tienda de ropa, que prefiere contar su experiencia tras un seudónimo. Este pasado lunes tuvo a su primer hijo, el miércoles le dieron el alta hospitalaria y hoy su pareja la acompañaba para hacerse cargo del bebé. “Di a luz hace seis días, pero tenía que estar aquí. Oposiciones de este tipo no salen todos los días y no podía dejar pasar esta oportunidad. Ya pregunté que podía hacer si justo hoy me ponía de parto o estaba ingresada y me dijeron que se podía posponer. Pero al final hasta el pequeño se ha adelantado para que todo cuadre”, ha comentado.

Su nerviosismo es por ello por partida doble: “Voy a darle el pecho justo antes de entrar, a ver si aguanta las tres horas tranquilo”. Aunque ha intentado sacarse leche para dejarle un biberón preparado le ha resultado imposible con tan pocos días de lactancia. La solución, el padre lleva lo indispensable para, en caso de apuro, acudir a una farmacia a por una leche de fórmula. Mientras, el bebé dormía tranquilo ajeno a esta auténtica operación logística. En unos años será una anécdota familiar digna de contar.

"Es una prueba de resistencia de 3 horas. Mi estrategia es tener el aplomo de seguir concentrada en el caso de que me encuentre una o varias preguntas que no sé contestar, no venirme abajo". Con este ánimo entraba a la Facultad de Derecho Marina Villanueva, una soriana de 25 años, que desde que dejó estudiar Filosofía en la Universidad de Zaragoza, se dedica a "tiempo completo" a opositar. "Quiero tener un trabajo estable, seguridad laboral e independencia". Son sus metas.

Lleva 9 meses preparándose el temario de auxiliar para las plazas de la Administración de la Seguridad Social, y se lo ha "ajustado" para presentarse este domingo en la comunidad aragonesa. Y también el próximo 13 de julio, cuando estará en juego 79 puestos de administrativo de la DGA. "Yo voy a luchar por la plaza, a dar todo lo que pueda dar, hacer lo mejor posible y que sea lo que tenga que ser. Y el lunes, con todo el ánimo del mundo, a seguir estudiando", comenta.

Miguel Arbizu es una 'rara avis'. Funcionario del nivel A1 del Ayuntamiento de Zaragoza lleva un año de excedencia voluntaria para centrarse de pleno como autónomo en el centro Oposiciones Actur que puso en marcha hace cinco años. Hace ocho años empezó a compatibilizar su trabajo en el Consistorio con el de preparador de oposiciones y ahora se dedica cien por cien "a lo que realmente me apasiona". "Es muy gratificante ayudar a la gente ha conseguir un sueño", dice, además de que, reconoce, el sector está viviendo "un pico importante" que hay que aprovechar.

Este domingo estaba rodeado a la entrada de la Facultad de Derecho por un grupo de alumnos a los que daba los últimos consejos: mantener la calma, beber agua, pasar por el baño y hacer algunos ejercicios de respiración. "Es como la típica charla del entrenador en el vestuario antes de salir al partido. Siento que mi deber es estar aquí, con la gente que preparo. Estoy convencido de que les da cierta fiabilidad", apunta. Al mediodía tenía previsto acudir al Campus Río Ebro para encontrarse con los que se presentaban allí. "Ya hablaremos Miguel, no sé que hacer con mi vida", le dice una opositora que entra con el tiempo justo al pasar junto a él. Arbizu advierte de que en esto de opositar no hay que "llevar a engaño", para unas oposiciones a auxiliar de administrativo recomienda un tiempo mínimo de preparación de 18 meses. "No hay recetas mágicas", concluye.

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