SOLO EXISTEN 8 TIPOS DE PELíCULAS EN TODA LA HISTORIA DEL CINE

¿Has oído aquello de que solo existe un determinado número de historias que se repiten sin parar? En el caso del cine, se suele hablar de ocho tipos de películas diferentes, aunque el número y las categorías concretas difieren dependiendo de a quién preguntemos. A finales del siglo XIX, cuando el cinematógrafo aún era un experimento tecnológico con todo el futuro por delante, Georges Polti propuso un catálogo de 36 situaciones dramáticas a las que los autores llevan echando mano desde la Grecia clásica, pero ni siquiera él presumía de haber inventado la pólvora: al parecer, el escritor italiano Carlo Gozzi había tenido la misma idea unos cien años antes. El periodista británico Christopher Booker se fijó en el trabajo de ambos, así como en las teorías de Joseph Campbell, para su libro The Seven Basic Plots: Why We Tell Stories (2004), donde afirmaba que todas las ficciones de la historia humana se pueden englobar en siete grandes apartados (si bien muchas combinan dos o más de diversas formas).

Booker tampoco estaba siendo del todo original: unas décadas antes, el dramaturgo irlandés Denis Johnston se descolgó afirmando que todas las pelis que has visto y verás a lo largo de tu vida se adhieren a ocho estructuras argumentales básicas, pensamiento al que otros teóricos posteriores se han ido adhiriendo con los años. Sin más dilación, estos son (según ciertas corrientes narratológicas) los únicos tipos de películas que existen, una vez reducimos sus tramas al más puro esqueleto.

1. Aquiles

Las pertenecientes a esta primera categoría también son conocidas como “narraciones de fallo fatal”, en el sentido de que sus protagonistas, aparentemente virtuosos e inmaculados, deberán hacer frente a su único punto débil para poder triunfar al final. Si lo piensas, muchos thrillers de misterio, especialmente los whodunnits como Muerte en el Nilo (1978) o Puñales por la espalda (2019), forman también parte de este lote, solo que en ellos el talón de Aquiles pertenece al criminal –y se nos presenta en forma de cabo suelto que acaba delatándolo ante el detective–. Muchas películas de superhéroes inciden en el fallo fatal de sus personajes principales, a veces de manera obvia (Superman y la kryptonita), a veces con un poco más de elaboración (Tony Stark enfrentándose a sus fantasmas del pasado). También funciona a la perfección en las comedias.

2. Cándido

El héroe (o heroína) indomable que no se detiene ante nada en pos de su misión. Por ejemplo, Indiana Jones, Amélie Poulain, Billy Elliot, John McClane en Jungla de cristal (1988) y sus secuelas, Erin Brockovich, Rocky… El mejor ejemplo de todos quizá sea Tom Cruise en Top Gun (1986) y Top Gun: Maverick (2022), aunque su Ethan Hunt tampoco le va a la zaga. Esa capacidad para no darse nunca por vencido suele ser el ingrediente principal de muchas franquicias actuales.

3. Cenicienta

Los escenarios de “sueño hecho realidad”, donde al personaje protagonista se le presenta la opción de escapar hacia un paraíso personal y, tras los muchos obstáculos y reveses que se va encontrando por el camino, ve cómo su virtud es recompensada durante el clímax. Es decir, todas las adaptaciones de Cenicienta que en el mundo han sido, tanto las oficiales como las apócrifas: My Fair Lady (1964), Pretty Woman (1990), Nunca me han besado (1999), Shrek (2001), Mi gran boda griega (2002), Eddie el Águila (2015)…

4. Fausto

El viejo rollo de venderle tu alma al Diablo y atenerte luego a las consecuencias, porque siempre las hay. Goethe sabía lo que se hacía, pues hay un buen porrón de películas acerca de deudas que necesitan ser saldadas: Las zapatillas rojas (1948), Malditos yanquis (1958), La semilla del Diablo (1968), El fantasma del Paraíso (1974), Wall Street (1987), La sirenita (1989), Upgrade (2018)…

5. Orfeo

Alguien tiene un don… y se lo arrebatan, en cuyo caso se abren dos posibles caminos: a) la tragedia de la pérdida, como vemos por ejemplo en Doctor Zhivago (1965), Nacido el 4 de julio (1989) o La habitación del hijo (2001); o b) el viaje, tanto físico como emocional, que sucede a la pérdida, y que en ocasiones concluye con la recuperación de ese don precioso, o al menos con una iluminación que previamente no teníamos y que, de alguna manera, da sentido a la tragedia. El maestro de este último subconjunto es M. Night Shyamalan, como demuestra en Señales (2002), Glass (2019) o Llaman a la puerta (2022).

6. Romeo y Julieta

Esta no hace falta explicarla, ¿verdad? Todas las comedias románticas le deben muchísimo a Shakespeare y su fórmula de chico-conoce-chica, con múltiples variantes… e incluso espacio para la pérdida, pues Titanic (1997) es una clara película de Romeo y Julieta que, por diferentes razones, respeta la regla del final infeliz (al contrario que la mayoría de rom-coms). En los últimos tiempos tenemos Licorice Pizza (2021) y sus interesantes reflexiones sobre el formato.

7. Circe

También conocida como “la araña y la mosca”. Hablamos básicamente de cine de terror y suspense: el monstruo persigue a la víctima, el depredador estrecha el cerco sobre la presa, el culpable acecha al inocente. También encontramos numerosos casos en el cine negro, desde Perdición (1944) hasta Los asesinos de la luna (2023), pasando por Retorno al pasado (1947) o La última seducción (1994). No obstante, donde se ve de manera diáfana es en los slashers y, desde luego, en El Diablo sobre ruedas (1971).

8. Tristán

Podría ser una versión de la sexta categoría, pero es tan recurrente que acaba teniendo sección propia. Nos referimos a los triángulos amorosos, estilo Lo que el viento se llevó (1939), Casablanca (1942), Jules y Jim (1962), Academia Rushmore (1998), Moulin Rouge (2001), Soñadores (2003), La saga Crepúsculo: Luna nueva (2009) o Vidas pasadas (2023).

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