KAMALA HARRIS EMERGE COMO LA CANDIDATA VIABLE PARA RELEVAR A BIDEN

Cuando se despeje la duda de si Joe Biden renuncia a su candidatura, y en el caso de que así sea, los demócratas deberán resolver otra incómoda pregunta: ¿quién tiene la fuerza electoral necesaria para batir a Donald Trump en noviembre, la fortaleza para mantener al partido unido y, sobre todo, la determinación para ocupar la Casa Blanca durante los próximos cuatro años?

La sucesora natural, a la que la mayoría de analistas apuntan, es la vicepresidenta Kamala Harris, de 59 años. Compañera de ticket de Biden, heredaría la infraestructura y el dinero recaudado durante la campaña, que lleva su nombre (Biden-Harris). También heredaría los éxitos y fracasos de cuatro años de mandato marcados por el reflote de la economía tras la pandemia, una fuerte inversión en economía verde e infraestructuras, la elevada inflación, la retirada de Afganistán, la gestión de las guerras en Ucrania y Gaza, el aumento de inmigrantes en la frontera sur y el perdón de parte de la deuda estudiantil a millones de estadounidenses.

Harris se convirtió en el 2020 en la primera mujer en ocupar el cargo de vicepresidenta. Hace cuatro años era percibida como el futuro del Partido Demócrata, pero ha mantenido un perfil muy bajo durante el mandato. Ha sido la cara visible de la campaña a favor de los derechos reproductivos, especialmente después de la sentencia del Tribunal Supremo, que en junio del 2022 anuló las protecciones federales al aborto. Y, aunque en un inicio tomó las riendas del discurso sobre la inmigración, progresivamente lo ha ido haciendo Biden, monopolizando los principales asuntos de la campaña electoral.

Tras el desastroso debate en la CNN, Harris defendió a capa y espada a Biden, de quien reconoció que “tuvo un inicio débil”, pero señaló que al final se recompuso y mostró “fortaleza”. Desde entonces, su nombre ha sonado con fuerza en tertulias, artículos de opinión y redes sociales. Se la ve como una opción fiable para recuperar el terreno entre los jóvenes y los afroamericanos, dos segmentos con los que Biden sufre para conectar.

El gobernador de California, Newsom, y la de Michigan, Whitmer, también están en las quinielas

La segunda autoridad del país mantiene una popularidad muy pareja con Biden: el 39% de estadounidenses muestra una opinión favorable, frente al 40% del mandatario. Y, por primera vez, el martes una encuesta de CNN la situó por encima del presidente en un hipotético duelo con Trump (dos puntos por detrás del republicano frente a los seis puntos con que este aventaja a Biden).

Otro de los posibles candidatos es Gavin Newsom, gobernador de California, de 56 años, al que se ha asociado durante toda la campaña como el sucesor de Biden para las elecciones del 2028. Una renuncia del presidente le abriría la puerta de la nominación demócrata, aunque si accediera y terminara perdiendo contra Trump en noviembre, quemaría una baza política de la que le sería difícil recomponerse. Newsom es un ferviente defensor de la visión política de Biden y se le ha visto defenderla con frecuencia en medios de comunicación tanto progresistas como conservadores. A finales del año pasado llegó a participar en un debate contra el excandidato republicano Ron DeSantis, anticipando su posible duelo en las elecciones del 2028. En el cara a cara, emitido en Fox News, demostró su capacidad de argumentar en el terreno de las guerras culturales, en el que DeSantis se mueve como pez en el agua.

Entre los demócratas con mayores posibilidades, Newsom es junto a Harris el que cuenta con una mayor infraestructura de campaña, así como capacidad para recaudar fondos, y su perfil carismático podría guiar una difícil remontada frente a Trump. Entre sus debilidades se encuentran los problemas con los que ha tenido que lidiar en California desde que se convirtió en gobernador en el 2019, como la falta de acceso a la vivienda y el consumo de drogas.

La lista extraoficial de futuribles candidatos demócratas incluye también a una figura emergente, Gretchen Whitmer, gobernadora de Michigan –uno de los seis estados clave– de 52 años. Durante su mandato, ha aprobado medidas populares como la protección del acceso al aborto y la regulación de las armas de fuego en Michigan.

Inmediatamente después del debate en la CNN, los principales medios mencionaron su nombre como posible relevo, que ella misma se encargó de desmentir cuatro días después. Aunque su nombre suena con más fuerza para el 2028, no es descartable que dé un paso adelante si renuncia Biden.

Cualquier candidatura alternativa a Biden pasa por su renuncia o por la ruptura de los delegados elegidos durante el proceso de primarias, ya terminado, en el que se ha llevado casi la totalidad (99%) de los 3.939 delegados. Según las normas internas del partido, están obligados a votarle en la convención nacional del próximo agosto, pero el Comité Nacional Demócrata podría cambiar la regla si se reúne antes de la convención de Chicago.

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