QUé DEBE TENER UN BOTIQUíN CANINO PARA EVITAR SUSTOS EN LAS EXCURSIONES DE VERANO

Usando una variación perruna de la conocida canción de Sonia y Selena, cuando llega el calor, los perros (y sus dueños) quieren salir a corretear al monte, a embadurnarse de arena en la playa o a darse un chapuzón al río. No es que el resto del año no quieran hacer nada de esto, claro está, pero al alargarse los días y hacerse las temperaturas más agradables las salidas con las mascotas se multiplican y con ellas los accidentes, más teniendo en cuenta que esta época es también la de la procesionaria y las temidas espigas. Para resolver esas situaciones de la mejor manera posible es imprescindible saber cómo actuar, hacerlo rápido y disponer del material sanitario necesario.

Empezando por lo primero, en la categoría de actuar con cabeza y hacerlo rápido hay un consejo previo a cualquier salida que facilita todo lo demás y en el que no se suele caer de antemano. “Lo más acertado es que si una familia va a viajar con su mascota haga una búsqueda sobre qué centros veterinarios hay por la zona, sobre todo aquellos abiertos 24 horas. Lo mismo para cualquier excursión que esté un poco lejos del veterinario habitual”, señala Ares Burballa, directora clínica y jefa de servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Veterinario Garbi, en Barcelona. Y es que, ante una emergencia grave, es imprescindible no perder tiempo buscando un veterinario abierto cerca y que pueda atender una urgencia.

Además, también ayuda disponer fácilmente de la información médica del perro. “Es imprescindible que aquellos animales con enfermedades crónicas lleven consigo una copia actualizada de todo el historial médico, ya que eso facilita las cosas a un posible veterinario que deba verlo de urgencias”, apunta Burballa. Lo mismo sucede si el perro está tomando algún tipo de medicación, conviene llevarla bien anotada —nombre y dosis— y, si se trata de un viaje más extenso o que pueda alargarse, disponer de dosis extra. Y, por supuesto, no automedicar al animal. “Las personas tienden a medicar con fármacos de humanos y causan verdaderos desastres”, advierte la veterinaria.

Botiquín canino, un elemento imprescindible

En el apartado del material sanitario, una buena y recomendable opción es disponer de un botiquín que permita tanto afrontar pequeños accidentes de la mascota como llevar a cabo una primera cura antes de acudir a un veterinario. En el mercado existen un sinfín de opciones ya elaboradas con los básicos que, en esencia, no se diferencian mucho de lo que podría ser un kit de primeros auxilios para humanos. Aunque, obviamente, se puede también elegir diseñar uno personalizado. “Son cada vez más las familias que optan por crear su propio botiquín ad hoc, diseñado según las necesidades de cada animal”, señala Ana Ramírez, directora técnica veterinaria de Kivet, la red de centros veterinarios de las tiendas de mascotas Kiwoko. Por ejemplo, en el caso de perros que sufren fácilmente infecciones con el polvo o la arena en los ojos, es imprescindible llevar suero fisiológico o algún producto específico para limpiarlos.

Pero yendo a lo básico, ¿qué es lo que sí o sí debe incluir un botiquín canino? “Debe tener, principalmente, productos para limpieza de heridas y curas: suero fisiológico, gasas, algún desinfectante que contenga clorhexidina o yodo y una pomada cicatrizante. También podemos llevar unas pinzas y unas tijeritas, por si se engancha algo en el pelo”, detalla Ernesto Hernández, jefe del equipo veterinario del seguro para mascotas Barkibu. Además, se debe tener en cuenta que quizás sea necesario hacer algún vendaje de emergencia. “El esparadrapo hipoalergénico y las vendas compresoras como las que usamos los humanos permitirán asegurar las gasas y proporcionar la compresión necesaria”, añade Ramírez.

No hay que olvidar llevar agua porque, además de para mantener lejos la sed y prevenir la deshidratación y los golpes de calor en los perros, puede ser un elemento esencial si la mascota tiene contacto con la oruga procesionaria. “Lo primero es limpiar bien la zona que haya podido estar en contacto con agua fría, asegurarnos de que no quedan pelos de la oruga, pero con mucho cuidado de no tocarlos con las manos directamente, y buscar el centro veterinario más cercano”, recomienda Hernández.

Otro elemento que puede ser útil son las bolsas de hielo instantáneas —de nuevo eficaz para mascotas y humanos— que no necesitan frío, ya que al golpearlas se produce una reacción endotérmica que enfría el contenido. Pueden emplearse para contusiones o si el animal sufre alguna picadura de insecto, como una avispa, aunque para esta segunda opción conviene vigilar por si se produjese reacción alérgica, en cuyo caso habría que acudir al veterinario. Para días de playa o en entornos con mucho sol es importante contar con protección solar especialmente para proteger las zonas sin pelo (ojo, hay específica para mascotas). Y por último, para que el animal pase el susto, incluir una chuche y algún juguete nunca está de más.

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